ndrew Gilligan, periodista y ex asesor de los primeros ministros británicos, publicó en el sitio conservador Conservative Home una columna de opinión en la que plantea que las Islas Malvinas deberían ser reconsideradas como centro de alojamiento y procesamiento para migrantes irregulares que arriban al Reino Unido. El archipiélago, por su aislamiento y población reducida, sería un lugar adecuado para alojar a quienes ingresan sin autorización, mientras se tramitan sus solicitudes de asilo.
Gilligan plantea que enviar migrantes a territorios de ultramar operaría como un mecanismo disuasorio frente a los cruces irregulares por el Canal de la Mancha. Según su propuesta, quienes lleguen al Reino Unido de forma ilegal no deberían permanecer en centros del territorio continental, sino ser relocalizados en las Malvinas bajo un régimen de residencia temporal y controlado.
La iniciativa surge en un contexto de endurecimiento de las políticas migratorias británicas, donde sectores conservadores impulsan medidas más restrictivas tras el fracaso del plan para trasladar solicitantes de asilo a Ruanda. En este escenario, las Malvinas reaparecen como un territorio que algunos actores consideran utilizable para fines estratégicos o administrativos sin impacto directo en la población del Reino Unido.
El planteo generó críticas por sus implicancias geopolíticas y legales. Especialistas en derecho internacional recuerdan que las Malvinas son un territorio cuya soberanía está en disputa y reconocido por la ONU como un caso colonial pendiente. Afirman que usar el archipiélago como herramienta migratoria supone una decisión unilateral sobre un territorio cuya situación jurídica requiere negociaciones bilaterales entre Londres y Buenos Aires.
También se cuestiona la viabilidad operativa: las islas poseen infraestructura limitada, clima adverso y servicios pensados para una comunidad reducida. Transformarlas en un centro de asilo implicaría ampliar instalaciones, reforzar servicios y posiblemente profundizar la presencia militar británica, consolidando su rol de enclave estratégico en el Atlántico Sur.
Para Argentina, la propuesta representa un nuevo antecedente de uso unilateral del archipiélago y contradice las resoluciones de la ONU que instan a reanudar el diálogo por la soberanía. Además, refuerza la percepción de que el Reino Unido utiliza las islas según necesidades coyunturales —en este caso migratorias— sin considerar el mandato internacional vigente ni la posición argentina.
Analistas advierten que, aunque provenga de un ex asesor, la iniciativa refleja un clima político donde resurgen ideas que asignan a las Malvinas un rol instrumental. La referencia al archipiélago como plataforma para alojar migrantes evidencia una mirada estratégica persistente, en un contexto de tensiones internas, disputa de soberanía y debates globales sobre derechos humanos.