ígame si no da la impresión que se conociera de memoria las estrofas de ese tango en el que Discépolo le cantaba al cafetín de Buenos Aires.
Se acuerda, ese que dice:
“De chiquilín te miraba de afuera
Como a esas cosas que nunca se alcanzan...
La ñata contra el vidrio
En un azul de frío…”
Claro que, en lugar de al cafetín, el pichicho parece estar cantándoselo al asador de corderitos de un céntrico restaurante de Ushuaia.