s indudable que con el contacto cotidiano y permanente con el ser humanos, los pichichos se parecen cada vez más a nosotros.
Parece que incluso ahora para recorrer la ciudad toman el bondi.
El problema lo tiene la empresa de colectivos que va a tener que crear una nueva categoría de boleto.
Lo que esperamos es que los perros tengan más conducta cívica que algunos que caminan en dos patas y no agarren el vicio del grafiti.