Opinión

Lo que la recuperación de nuestro sistema previsional nos enseña

10/05/2019
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ace tan solo 4 años los jubilados vivíamos con angustia la crisis casi terminal de nuestro sistema previsional. Cada semana los medios de comunicación buscaban distintas voces para ilustrar una situación dramática, y nadie podía dar certeza a lo que iba suceder los próximos meses.
Me jubilé en 2015, en plena crisis del sistema. Luego de una vida de trabajo en el ámbito social, en el que con mis compañeras buscamos siempre contener y ayudar a quienes más necesitaban del Estado, me encontré que el sistema al que aporté toda mi vida no podía darme ninguna garantía. Quienes se habían jubilado años antes habían comenzado el camino de los amparos judiciales, como única forma de tener certeza de cuando cobrarían sus haberes. La situación era dramática.
La entonces senadora Rosana Bertone prometió en campaña a la gobernación mantener la caja previsional en manos de la Provincia, y en el inicio mismo de su gestión propuso a la Legislatura algunos cambios necesarios, comprendiendo la gravedad de la crisis y contemplando la situación de todos los sectores. Hubo muchas resistencias, todos lo recordamos.
Lo que no todos recuerdan, es que en 2014 y 2015 cuando la situación ya había estallado, la ex gobernadora Fabiana Ríos propuso medidas de ajuste brutal, como suspender por un año el otorgamiento de jubilaciones, lo que no sólo hubiera significado negar el derecho que le asistía a muchos trabajadores, sino que además hubiera generado un dique de contención que al momento de tener que abrirse hubiera destruido el sistema.
Cuando en 2013 la Legislatura implementó un paliativo aumentando las contribuciones patronales, Fabiana Ríos decía que le habían plantado una bomba: es decir que en 2014, con tan solo 4800 jubilaciones, no podía garantizar el pago mes a mes.
En las antípodas de la solución planteada por Ríos de suspender el otorgamiento de nuevas jubilaciones, Bertone implementó un programa que permitió que desde 2014 a la fecha accedieran al beneficio un 50% más de jubilados, y pudieran cobrar todos los meses en las fechas previstas.
Los cambios realizados han sido acertados y graduales. Por ejemplo, este año las mujeres se jubilan con 52 años, es decir 8 años menos que quienes trabajan en el sector privado.
Un mito que se ha instalado es que se ha derogado el 82% móvil, pero esto no es así: nuestro sistema mantiene el 82% del haber jubilatorio, sólo que para acceder a ese porcentaje se requiere haber aportado 25 años en el sistema provincial.
Esta decisión es más que justa, porque la crisis del sistema se debió, en parte, a que se han otorgado jubilaciones con sólo 5 años de aportes al sistema. Es imposible que alguien que aportó durante 5, 10 o 15 años un 30% de su salario pueda luego cobrar durante 20, 30 o más años el 82% del mismo salario.
En cuanto a la movilidad sigue vigente, pero se ajusta semestralmente, medida que se mantiene para dar sustentabilidad a la caja.
Estas correcciones han permitido no sólo la regularidad en el cobro de las jubilaciones y evitar el traspaso a la ANSES, sino también establecer una jubilación mínima de $25.310 pesos, la más alta del país.
Otro mito instalado es que los trabajadores y jubilados pagan el fondo solidario. Lo dicen desde el desconocimiento, porque desde el 2018 los únicos aportes extraordinarios son los que hacemos los funcionarios políticos (activos o jubilados) y aquellos que por algún motivo ganan más de 170 mil pesos.
Cuatro años después, en una nueva campaña a la gobernación, Gustavo Melella basa su propuesta, entre otras cosas, en criticar de manera demagógica e irresponsable las medidas que han permitido que los jubilados cobremos en tiempo y forma y sin sobresaltos desde hace casi 4 años. Hace promesas incumplibles de la mano de su aliada política, Fabiana Ríos, quien por acción u omisión dejó al ex IPAUSS quebrado y al borde de tener que ser transferida a la ANSES.
Ayer leí por las redes sociales que una de las referentes más importantes de la histórica lucha de los jubilados, “Pato” Blanco, decía que los que hoy hacen promesas a los jubilados y discursitos de campaña nada hicieron cuando se cobraba en cuotas y con demoras, y agregaba que la vida te enseña que hay que creer en hechos y no en palabras o meras promesas.
Más allá de las diferencias que pueda tener con ella, hay que reconocer que ha sido una luchadora y que de este tema algo sabe.
Hoy, como vice presidenta de la Caja de Previsión pero también como jubilada (con suspensión del beneficio por ejercicio del cargo), puedo decir que no sólo hemos logrado entre todos salvar nuestro sistema previsional protegiendo así la autonomía provincial, sino que también hemos hecho un proceso de aprendizaje doloroso en el que todos crecimos, y en ese crecimiento entendimos que el camino de la verdad y de la responsabilidad es el mejor camino para cuidarnos entre nosotros y, sobre todo, cuidar a las próximas generaciones de fueguinos.

(*)Asistente Social - Vicepresidente de la Caja de Previsión de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur

Autor : Graciela Arrueta (*)
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