oy se cumplen 90 años de su hundimiento y Héctor Monsalve, reconocido buzo y pionero en la actividad, se encuentra orientando sus esfuerzos en acciones que lleven a rescatar del olvido y el paso del tiempo a los vestigios de aquel naufragio, para darle en la historia el lugar que merece. Colecciona todo sobre el barco, tras innumerables visitas a lo largo de su carrera, y tiene como objetivo construir un pequeño museo en nuestra ciudad.
En conversación con EDFM adelantó que “tengo una impresionante cantidad de material que he recopilado durante años, fotografías, documentos, entrevistas, etc. que respaldan mi proyecto de querer hacer una muestra permanente del Monte Cervantes en Ushuaia. Entre algunas de las cosas rescatadas cuento con la corneta de vapor Krupp de la chimenea de proa y el silbato tipo Órgano de la chimenea de popa, son sólo algunas de las cosas que he intentado reconstruir”. ”La corneta, funciona perfectamente y ya la hice sonar en la sala Nini Marshall en 2010” recuerda Monsalve.
Además reveló que “busco convencer a la gente del Gobierno, que son los dueños del patrimonio, que es posible hacer una conjunción público-privada, lo importante no es que ayuden, sino que no impidan”.
Medios internacionales se hicieron eco de este nuevo aniversario, por lo que contactaron a Monsalve para realizarle una extensa entrevista respecto a este tema.
El periodista Berndt Röttger, del medio alemán Hamburger Abendblatt tras la entrevista que realizó a Monsalve, cuenta que “Héctor iba a una búsqueda cada vez que tenía tiempo fuera del trabajo. En marzo de 1977 encontró lo que estaba buscando y descubrió las primeras partes del naufragio. El buzo encontró muchas cosas pequeñas a bordo del barco en el fondo del Canal Beagle, y la gran bocina del ´Monte Cervantes´. Pero no solo estaba mirando el fondo del mar. Continuó deambulando por la ciudad, comprando fotos antiguas, revistas y libros, y recorriendo la World Wide Web (cuando finalmente llegó)”.
“Mientras tanto, había descubierto mucho: el barco hundido fue lanzado el 25 de agosto de 1927 como MS "Monte Cervantes" en Hamburgo en Blohm & Voss. El barco de la Hamburgo South American Steamship Company (Hamburg Süd para abreviar) tenía 159,7 metros de largo y 20,1 metros de ancho. 1750 pasajeros encontraron espacio en el "Monte Cervantes". Se suponía que el "Monte Cervantes" funcionaría como un servicio regular entre Hamburgo y Río de Janeiro y Buenos Aires. Pero su uso se expandió rápidamente y el "Monte Cervantes" navegó como un crucero. Una especialidad en ese momento: la compañía naviera anunciaba "viajes populares para evitar el lujo y grandes diferencias de estado". Todos los participantes en el viaje tenían los mismos derechos y las partes públicas del barco eran accesibles para todos sin distinción”.
Y continúa “Sólo seis meses después del viaje inaugural, hubo un incidente dramático en Svalbard. El casco del "Monte Cervantes" fue abierto por el hielo, el agua penetró y el barco amenazó con hundirse. El capitán se dirigió al banco, los pasajeros fueron llevados a un lugar seguro y, gracias a un rompehielos, el barco pudo ser asegurado y reparado. El 22 de enero de 1930, el "Monte Cervantes" salió del puerto de Ushuaia. El capitán de Hamburgo Theodor Dreyer dio instrucciones de tomar un curso directo a través de varios bancos y pequeñas islas en lugar de la ruta segura alrededor del faro en los acantilados de Les Éclaireurs. El piloto tampoco hizo ninguna objeción a esto. Alrededor del mediodía, el barco golpeó una roca bajo el agua a gran velocidad. El agua entró, los mamparos estaban cerrados. Pero luego el barco se deslizó de la roca de regreso al mar. Entró más agua. Primero, estalló el pánico entre los pasajeros. Pero el capitán y la tripulación pudieron tranquilizar a los pasajeros: a bordo del ´Monte Cervantes´ había botes salvavidas más que suficientes. En 55 minutos, todos los 1117 pasajeros y 255 miembros de la tripulación habían abandonado el barco con los 30 botes salvavidas. El Capitán Dreyer y los 70 hombres restantes a bordo colocaron el barco en un arrecife para evitar hundirse. Por razones de seguridad, el capitán y la tripulación pasaron la noche envueltos en gruesas mantas en tierra. Al día siguiente, el equipaje y los objetos de valor adicionales de los pasajeros fueron llevados a un lugar seguro y recargados en un carguero que se apresuró a su destino. Por la tarde todos los hombres desembarcaron. Solo el Capitán Dreyer quería ocupar el puesto solo en su barco. Cuando solo quedaron dos oficiales y el capitán en el barco, el "Monte Cervantes" se deslizó fuera del arrecife. Hubo una sacudida violenta, y el "Monte Cervantes" se hundió primero en el Canal Beagle. Los dos oficiales saltaron por la borda y fueron recogidos por un bote que los esperaba. Se salvaron 1442 pasajeros y tripulantes. Solo el capitán Theodor Dreyer murió en el hundimiento del MV ´Monte Cervantes´ el 23 de enero de 1930”.
En la misma entrevista, comentan sobre un intento por reflotar al Cervantes: “En la década de 1950, el acero era escaso y costoso después de la Segunda Guerra Mundial, hubo un intento de recuperar el "Monte Cervantes". Los buzos de naufragios de Italia y Alemania trabajaron durante más de tres años para lograr que el casco volviera a nadar y continuar usando el metal. Construyeron una cabaña en la popa que sobresalía del agua.
En 2010 Héctor encontró al último buzo alemán vivo que estuvo involucrado en la recuperación del MV "Monte Cervantes" en la década de 1950: visitó a Heinz Steffens en el norte de Argentina, donde el buzo se había retirado. Durante tres días entrevistó al buzo profesional de Hamburgo con la cámara de video.
Steffens, que entonces tenía más de 80 años en ese momento, recuerda en las entrevistas en video el arduo trabajo en el agua helada y el breve momento de triunfo: en octubre de 1954, el naufragio debía ser remolcado a Ushuaia. Nadó por 20 minutos. Luego se rompió una soga, estalló un flotador y el "Monte Cervantes" se hundió por completo en el Canal Beagle.
“En estas entrevistas, Steffens también le contó a Héctor Monsalve un detalle emocionante sobre el Capitán Theodor Dreyer, los rumores más salvajes que se extendieron sobre su muerte después del hundimiento: ´Un buzo encontró su cuerpo en una esquina del puente", informó Steffens. El cuerpo tenía un agujero en la cabeza. Quizás Theodor Dreyer fue atrapado en una burbuja y luego se disparó a sí mismo´, dice Héctor Monsalve. Tal vez resultó herido o cayó cuando la nave se sacudió. En el ámbito de las leyendas, por otro lado, el coleccionista desterra esas teorías de que el Capitán Theodor Dreyer se ató al timón para hundirse con el barco, o incluso huyó por temor a ser castigado por el hundimiento y continuó viviendo en un remoto pueblo de pescadores en Tierra del Fuego”.
Por otro lado, continúa relatando: “El Seeamt de Hamburgo negoció el hundimiento del ´Monte Cervantes´ el 6 de marzo de 1930. La tripulación y el capitán Theodor Dreyer eliminaron toda la culpa por el hundimiento. En Ushuaia, así como en su ciudad natal, el distrito Blankenese de Hamburgo, las calles llevan el nombre del capitán Theodor Dreyer en memoria del asesino del barco que murió en un accidente.
“Héctor Monsalve tiene cientos de documentos e imágenes de y sobre el barco de Hamburgo en sus cajas y en sus discos duros. Su gran sueño es organizar una exposición sobre la historia del ´Titanic of the South´ en Ushuaia. Abajo en el puerto en una vieja casa de madera. En la década de 1950, la compañía de salvamento Salvamar fue alojada en un edificio de aspecto modesto, tratando de reciclar el acero del ´Monte Cervantes´. ´Habría espacio para una pequeña exposición permanente´. También se supone que el museo es un recuerdo de los hombres que intentaron salvar el ´Monte Cervantes´ con sus vidas en la década de 1950”.
