Colaboración exclusiva: Guillermo Alonso

La clínica

08/07/2020
E

sta pandemia está cambiando mis costumbres. Normalmente me levanto temprano. Dos días de la semana me despierta el ruido de la moto de la señora que nos ayuda en casa. Otro día es el jardinero que bien temprano pone en marcha la cortadora de césped, la bordeadora o la sopladora de hojas. Tres días –y sobre todo en verano- me levanto temprano para ir a jugar al tenis. Con mis tres compañeros somos los que casi siempre abrimos el Club. Sólo los domingos puedo remolonear un poco en la cama. Ahora, esta nueva forma de vida ha hecho que me levante tarde, a las nueve o más. Es que como no hay nada que hacer, con mi señora nos quedamos hasta tarde viendo películas o alguna serie de Netflix. Pero este viernes me tenía que levantar temprano. Sebastián, un médico amigo que hace quince días me extirpó dos epiteliomas me citó a las ocho de la mañana para sacarme los puntos. A esa hora me tenía que presentar en la clínica. Generalmente no soy miedoso pero tanta cháchara en la televisión y la radio con el tema del covid 19 hicieron que me diera un poco de temor ir a una clínica. Me acosté temprano. Cuando el timer apagó el televisor mi mujer ya estaba dormida. A mí me costó conciliar el sueño. Mientras por la cabeza me daba vuelta como me tenía que cuidar para ir a la clínica (barbijo, alcohol en gel, etc) escuché a lo lejos el sonido de una alarma y las sirenas de la policía. Me desperté a las siete y media hora después sacaba el auto de la cochera. La clínica queda a menos de quince cuadras de mi casa pero del otro lado de la barrera. Cuando salí, la mañana todavía no había podido vencer a la noche. Hacía frío. Siempre me gustó el mes de julio. Es mi cumpleaños, el de mi nieto y el de uno de mis hijos. ¡Me casé en julio! Me llamó la atención la poca gente en la calle. A esa hora, en tiempos normales estaría llena de autos con padres llevando sus hijos al colegio. Hoy los padres se tienen que quedar en la casa ayudando a sus hijos con las clases on line. En la clínica no había mucha gente. Me tomaron la temperatura al entrar. Para mi médico yo era el primero. En pocos minutos me sacó los puntos. Otro médico amigo, Panchito, le había adelantado el resultado de la biopsia. Los epiteliomas eran benignos, producidos por el sol en mi piel blanca. Charlamos un poco de rugby, no mucho porque había otros pacientes esperando pero nos lamentamos de que al día siguiente no pudiéramos ir a nuestro Club. No le comenté de mis temores por el coronavirus pero mientras volvía a mi casa pensé que si me tocaba contagiarme, quince o veinte días más adelante ya estaría en condiciones de donar mi plasma.
Guillermo Alonso (julio/2020)

Autor : Guillermo Alonso
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