Editorial

La anarquía en el estacionamiento del aeropuerto repercute en el centro

Por Guillermo Worman
20/01/2023
E

n la estación aérea, cualquiera estaciona donde quiere o puede, sin control ni regulación, con el consiguiente colapso. El problema se traslada al centro, donde los autos de alquiler que no caben en el aeropuerto, ocupan estacionamiento público.

Una ingente problemática vinculada con el turismo, el parque vehicular, los servicios de alquiler de autos, el estacionamiento y el aeropuerto Malvinas Argentinas comenzó a visibilizarse en este último tiempo en la ciudad de Ushuaia, sin que hasta el momento aparezcan señales de alguna iniciativa oficial de remediación.

En el aeropuerto, sabido es, rige casi una anarquía en cuanto al estacionamiento. Entrar a la terminal de pasajeros, está relativamente ordenado merced a la ampliación de hace algunos años atrás. Pero, adentro, no se percibe el caos de afuera.

Básicamente, cada automovilista estaciona donde le viene en gana. Como cada vez hay menos lugares disponibles, la gente encuentra espacios creativos para prácticamente abandonar el auto.

Es que, al no haber regulación, es posible estacionar en forma libre y gratuita una hora, un día, una semana, un mes o un año, si uno quisiera. Mucha gente llega con su auto al aeropuerto, lo deja estacionado y se va de vacaciones. Donde tiene ganas, donde puede, donde encuentra, en una banquina, arriba de una lomita.

Este verdadero descontrol ocurre ante los ojos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, que hace lo que puede porque no es su función multar a la gente por mal estacionamiento. Sin embargo, a esos estacionadores seriales la PSA les presta un gratuito, involuntario y muy eficiente servicio de custodia de sus autos, mientras disfrutan de su viaje.

Es esa la primera imagen de Argentina que en muchos casos divisan los visitantes arribados vía aérea, lo primero que ven, una anarquía vehicular absoluta.

El otro estacionamiento, la conocida torta, esa circunvalación, está colonizada por los autos de alquiler, que encontraron una muy rentable forma de permanecer estacionados, sin costo y con custodia, mientras esperan nuevos clientes.

Más autos de alquiler dentro de la torta, significan menos autos de residentes, que estacionarán donde puedan cuando concurren a la terminal de pasajeros del aeropuerto Malvinas Argentinas.

Ante tamaño descontrol y pésima imagen que ofrecemos a los turistas, nadie aparece para tomar cartas en el asunto.

El crecimiento de la ciudad hizo incrementar, claro está, la demanda de alquiler de autos, lo que en sí mismo está muy bien. Esas empresas compran autos, generan empleo, facturarán a la AREF, pagarán al municipio la tasa de la actividad comercial, y en definitiva generan más actividad económica en la ciudad.

Pero hacerlo de manera ordenada, es lo menos que se puede pretender. Sin organización y planificación, propendemos al caos en la prestación de cualquier servicio.

Además, como ya los autos de alquiler no caben dentro del aeropuerto Malvinas Argentinas, comienzan a ocupar estacionamientos públicos sin costo, que ya son escasos en el centro de la ciudad. Más aún, sobre todo en verano, llegan motorhomes y campers que compiten por estacionamiento con los autos de alquiler.

La pregunta es ¿dónde estacionamos quienes vivimos en Ushuaia?

Si a la ciudad no se la entiende como un sistema, en donde variar algo en un sector implica efectos sobre otro, no puede esperarse otra consecuencia que el colapso, el caos, como es el estacionamiento del aeropuerto y el del centro.

Necesariamente una habilitación comercial debe venir acompañada por una regulación. Y en el caso que nos ocupa, es sencillamente tener la previsión de dónde van a estacionar los autos, y que no termine siendo una avivada que perjudica en un todo a los vecinos y vecinas.

Alguien deberá hacerse cargo del problema y empezar a ordenar. Primero el estacionamiento en el aeropuerto. Y después estableciendo pautas a quienes ejercen una actividad comercial con los autos respecto del estacionamiento, con el correspondiente canon si eso fuera necesario. A todos nos gusta ver cómo prospera y crece la ciudad donde vivimos, pero no es aceptable que ello ocurra a cualquier precio, sin reglas que ordenen.

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