ste día, en “lo que es hoy San Martín, entre 25 de mayo y Lasserre (…), se hallaba antiguamente el aserradero de la Gobernación”, allí se produce el primer incendio que se tenga registro de la historia de la ciudad de Ushuaia (publicación de Julio Cesar Lovece en Facebook).
“El aserradero de la gobernación fue destruido por el fuego. Posiblemente se trate de uno de los primeros siniestros de singular consideración, suscitado en la pequeña localidad de Ushuaia. Durante la madrugada del 1 de marzo de 1899, un toque de queda anuncia incendio. Los gritos de los primeros voluntarios anunciaron que se trataba del aserradero, ya para entonces administrado por el presidio. Su ubicación, lindante a la Casa de la Gobernación, ponía en riesgo a toda la administración pública. Inmediatamente el Secretario de Gobierno Sr. Mariano Muñoz, uno de los primeros en llegar, asume la dirección del combate. Los empleados del gobierno, el Juez de Paz, el médico de la gobernación y el del Transporte Santa Cruz, agentes de policía, de la Subprefectura y hasta el mismo gobernador a medio vestir, comienzan a desocupar un depósito de inflamables, pilas de madera lindantes al aserradero, depósito de víveres, entre otros materiales, a fin de evitar mayores pérdidas. La destrucción del aserradero fue total e inmediatamente se comenzó a planificar su reconstrucción”.
Había sido construido por el gobernador Pedro Godoy (1893-1899), quien recibió fondos para fomento. En “las memorias de 1893/94 se reconoce que la mayor parte de dicha partida ha sido destinada a la compra de toda la maquinaria para un "aserradero completo que ya está armado y funcionando en parte..."
Godoy preveía que esta unidad productiva sería vital para el progreso fueguino, dado que permitiría un excedente mensual de 30.000 pies de “madera de primer orden”, que se obtendría de los bosques fueguinos. Esta producción “representará por sí solo una economía real y positiva para la renta pública y muy pronto se habrá reembolsado el gasto ocasionado que, en fin de cuentas, pesa sobre el que suscribe que, para lograr su propósito, ha sacrificado hasta cierto punto su comodidad personal, puesto que hallándose incómodamente alojado, ha tenido que demorar la construcción de un edificio aparente para instalarse con su familia, hasta tanto el aserradero funcione…” (Citado por Alberto S. J. de Paula. Ushuaia 1884- 1984).
