sta postal describe una situación que suele ser bastante común en nuestra ciudad: eternas colas para cargar combustible. En este caso, el faltante de naftas se debe a las acciones llevadas adelante por quienes reclaman la derogación del polémico paquete de leyes.
Transitar libremente por las calles es un derecho constitucional, al igual que el derecho a manifestarse. El problema es cuando uno de estos derechos vulnera al otro.
Llegado este caso, lamentablemente, logran pegarle al Gobierno donde menos le duele y donde más daña a la gente que no goza de privilegios extraordinarios y que necesitan, entre otras cosas, combustible para laburar.
Ser solidario con el reclamo debe ser una reacción voluntaria de parte de la sociedad; ser sometido es, por el contrario, la imposición por la fuerza de una idea que poco importa si es o no compartida por los afectados.
Que juzgue el lector.