Opinión

COMIENZO DE AÑO

03/01/2019
C

omenzamos el nuevo año con el arrastre de un 2018 finalizado con tremendos sobresaltos y con un derrotero que desconocemos cuál y de qué manera va a ser su fin. Hace tres años, al comenzar el 2016, fijamos inmensas expectativas de cambios que esperamos fueran trascendentes para la República,  las mismos se fueron diluyendo por senderos ya transitados cuyo destino muchos preveíamos, y que desgraciadamente se confirmaron.
Ahora bien, tenemos por delante 10 meses para encarar un nuevo futuro, debemos serenar los espíritus y centrar nuestro pensamiento e intelecto en saber que es imperativo no volver a equivocar el camino. El pasado kirchnerista fue funesto, la realidad del Pro frustrante, el mentado Cambio resultó continuidad, a tal grado continuidad que el descontrol incrementó la inflación, el desempleo y la pobreza se profundizaron, la precarización laboral se potenció especialmente en los jóvenes, el endeudamiento se acrecentó peligrosa e irresponsablemente, muchas economías regionales están prácticamente colapsadas y valga como ejemplo la fruticultura en el Alto Valle; las quiebras en las empresas Pymes alcanza niveles que sólo se advierten en países con crisis terminales. La inseguridad y el caos continúan desordenado y entorpeciendo la vida de los ciudadanos que trabajan y pagan impuestos, el deterioro de la educación alcanzó niveles alarmantes provocando en algunos casos que el año lectivo se redujese a la mitad, el amiguismo en los negocios públicos continúa siendo una práctica difícil de eliminar, las denuncias de corrupción se bien menguaron  no cesaron, a las  denuncias  y procesamientos de ex funcionarios del gobierno anterior se suman ahora las de sindicalistas, jueces, fiscales y mega-empresarios que inclusive alcanzan al padre, al hermano y al primo del Presidente, a este último quizás por preservar la estabilidad institucional se evita involucrar.   
A todo esto debemos sumar el muy peligroso e inconsulto endeudamiento con el FMI, y para graficar explícitamente este concepto nuevamente voy a acudir a los conceptos vertidos por el Premio Nobel a la Economía Joseph Stiglitz cuando haciendo referencia a una crisis anterior nuestra decía: “La experiencia Argentina se lee así: Esto es lo que le pasa a los mejores alumnos del FMI. El desastre no se produce por no escuchar al FMI, sino precisamente por escucharlo”  pero también decía “A veces el programa del FMI dejo al país tan pobre como antes, pero más endeudado y con una elite dirigente aún más opulenta”. Sabios conceptos y consejos expuestos sobre errores cometidos que hoy por ineptitud, torpeza o algunos intereses subyacentes nuevamente cometemos.
Paralelamente a todo lo expuesto tenemos por delante una excelente cosecha por levantar, Vaca Muerta ya lleva acumulados muchos miles de millones de dólares  de inversión externa que aseguran un futuro por demás promisorio, el FMI con sus prestamos acordados pendientes a efectivizar nos asegura un 2019  quizás sin muchos sobresaltos financieros, todo esto y siempre en el supuesto que la inflación continué con su curva descendente, el mercado cambiario se estabilice, se produzca una caída de las tasas de interés, el riesgo país descienda considerablemente, se aquieten las demandas sociales, sin duda esto podría facilitar la reelección del Presidente Macri. Desde luego que lograr una concordancia en todas estas variables requiere de una especial capacidad en el muy difícil arte del equilibrio.  Pero insisto si no se toman medidas estructurales de fondo el futuro continuará siendo decididamente incierto y las posibilidades de violencias sociales se potencian.
Una observación en cuanto a cómo se está comportando el índice de riesgo país. Los mercados siempre se anticipan a los hechos  por dos motivos,  tienen información y tienen la capacidad de generarla, en una situación de incertidumbre política, económica inclusive social como hoy vive Argentina esto se evidencia en dichos índices que evalúan una eventual situación de default según se desarrollen los acontecimientos.  
Finalmente la pregunta del millón: ¿Qué plan tiene Macri para lograr su reelección?  Porque más de lo mismo, ¡No!  Esta vez Macri debe presentarnos previamente un plan de gobierno para el 2019-2023 que nos permita  salir del atolladero que heredó y él acrecentó.  Porque los espejitos de colores que nos hablaron del aluvión de inversión externa, que la inflación no era problema, que la pobreza cero, que los brotes verdes, etc, esta vez no sirven, van a resultarle un bumerang, que no olvide que no está en condiciones de   resistir un  archivo.
Ahora bien, en las góndolas de los partidos políticos donde se exhiben y promocionan los candidatos a la presidencia, vale aclarar que en todos los casos tienen la fecha de vencimiento expirada, y desde hace mucho tiempo.  En consecuencia, o buscamos  algo nuevo o de lo contrario continuaremos intoxicándonos con medicina en mal estado y  nuestra salud política, económica y social continuará deteriorándose.  
Entonces reaccionemos, aunamos voluntades, opiniones, pareceres y tratemos de volver a los senderos que nos marcan el sentido común, la moral y la dignidad, exijamos a quienes pretenden conducir la República por los próximos cuatro años, idoneidad, capacidad, honestidad y compromiso con las instituciones sólo así encontremos la luz que nos haga retornar a la grandeza destruida.
Para llegar a esta aparente utopía, es necesario un Contrato Social entre los partidos políticos mayoritarios para que se comprometan a exponer programas claros de gobierno, factibles y que alcancen a todas las áreas, que los mismos se hagan públicos y que se debatan también públicamente con el propósito de  llegar a consensuar políticas básicas a ejecutar. En la unión acertaremos el camino.
Sorprenderá esta declaratoria de desencantos, deseos y exigencias, que reitero quizás resulten utópicos, pero sólo si tomamos conciencia de los tiempos y las circunstancias que vivimos cambiaremos este presente. Como ciudadanos callar o mirar al costado seria una mezquindad imperdonable y letal, por ello debemos comprender que en nosotros esta ayudar a preservar dignamente las instituciones y así  revertir el derrotero que llevamos desde hace décadas de maltrato a la República.

(*) Presidente del IADER

Autor : Diego Lo Tártaro
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