on los años irán apareciendo las normas, los deberes y las responsabilidades. No habrá tantos colores, no se podrá escribir o dibujar en cualquier parte de la hoja y, seguramente, habrán de acostumbrarse a sentarse en una silla, en un escritorio a una determinada hora, y el suelo será algo sólo destinado a contenernos para caminar. Y todo eso pasará tan de a poco que casi no se darán cuenta. Los que los vemos desde arriba, erguidos, recordamos con nostalgia las épocas de coderas y rodilleras que tanto ocultamos extrañar.