l Centro Educativo “Aldo Aroldo Abregú”, que funciona en la Unidad de Detención N°1 de Río Grande, cumplió diez años de existencia y lo celebró con un acto institucional en el que participaron docentes, estudiantes privados de su libertad y autoridades del Ministerio de Educación. Durante la ceremonia se entregó una placa conmemorativa y se inauguró una muestra con producciones realizadas en las distintas instancias educativas.
El espacio nació con el objetivo de garantizar el derecho a la educación en contextos de encierro y a lo largo de la década amplió su propuesta hasta cubrir todos los niveles de enseñanza. En la actualidad, trece internos cursan estudios primarios, sesenta se encuentran en el nivel secundario, diecisiete en el nivel terciario y ocho desarrollan carreras universitarias. A ello se suma el Centro Educativo de Formación Profesional “Alas de libertad”, que ofrece trayectos en horticultura, electricidad e informática.
La responsable del área de educación dentro de la Unidad, Silvana Detzel, subrayó la importancia del compromiso docente y el esfuerzo de los estudiantes. “Los protagonistas son ellos, quienes con valentía deciden aprender y abrir nuevas puertas. Son el ejemplo de que siempre se puede empezar de nuevo”, señaló. La funcionaria también destacó un hecho histórico alcanzado en 2025: el egreso de cinco internos que completaron la carrera de Abogacía.
En representación del Ministerio de Educación asistió la secretaria de Gestión Educativa, Silvina Solohaga, quien entregó la placa recordatoria y valoró la continuidad del proyecto. “Hoy celebran diez años, pero hace más tiempo vienen llevando adelante distintas acciones. Nos da orgullo como Ministerio acompañar este camino, porque estamos convencidos de que se trata de una de las mejores oportunidades para los estudiantes”, expresó.
El Centro lleva el nombre de Aldo Aroldo Abregú, en homenaje al primer docente que ingresó a la Unidad en 2001. Su figura fue recordada por el director provincial del Servicio Penitenciario, Ariel Ciares, quien compartió sus memorias de aquellos años. “Presencié cómo Aldo daba clases en el SUM, porque no había aulas. Lo hacía con devoción, fuera de horario, brindando apoyo y contención. Fue muy valorado por toda la institución”, afirmó. Ciares sostuvo además que “con la educación podemos cambiar para ser una sociedad mejor, y esa es otra manera de estar en libertad”.
La jornada culminó con una recorrida por la exposición institucional que resumió los trabajos de los distintos niveles educativos. Luego, docentes, estudiantes, autoridades y personal penitenciario compartieron un ágape como cierre de la conmemoración.
Con diez años de trayectoria, el Centro Abregú se consolidó como un espacio que garantiza el derecho a la educación en contextos de encierro y que habilita, en palabras de sus protagonistas, la posibilidad de proyectar una reinserción social distinta. La continuidad de esta experiencia, que integra a más de 90 internos en distintos trayectos, representa un hito en la política educativa provincial y un ejemplo de cómo la formación puede convertirse en herramienta de transformación individual y colectiva.